Durante el proceso electoral que ha llevado a la presidencia de los Estados Unidos a Joe Biden, muchos fueron los medios que apuntaban a que la política que había llevado Donald Trump con las empresas chinas podría cambiar. Sin embargo, tal y como os informamos hace unos días, esta política seguirá así, al menos en lo relacionado con Huawei.
Con Huawei y a la que recientemente se ha unido Xiaomi, aunque sin las mismas limitaciones que Huawei, pero es el primer paso. En tan solo un año y debido a la prohibición de las empresas americanas de comerciar con Huawei, la compañía asiática ha pasado a ser el sexto fabricante que más smartphones ha vendido en 2020.
En 2020, se desprendió de Honor, la marca secundaria de Huawei para que esta pudiera volver a disfrutar del beneplácito del público, volver a recibir los servicios de Google y probablemente para hacer caja ante las pérdidas económicas que debe estar afrontando Huawei en estos momentos debido al veto del gobierno de Estados Unidos.
Esperan una llamada
El máximo responsable y fundador de Huawei, Ren Zhengfei, ha afirmado en una entrevista al medio South China Morning Post, que le gustaría que Estados Unidos cambiara el rumbo y tuviera una política más abierta hacia las empresas chinas:
Nuestra empresa no tiene energía para involucrarse en este torbellino político. Nos esforzamos por hacer buenos productos. Esperamos que el gobierno de EE.UU. pueda tener una política más abierta en beneficio de las empresas estadounidenses y del desarrollo de la economía de EE.UU.
También afirma que le gustaría recibir una llamada de Joe Biden para discutir la prohibición de Huawei en Estados Unidos además de afirmar que la compañía nunca venderá su división de teléfonos móviles.
Respecto a la tecnología 5G que ha desarrollado la compañía, afirma que está dispuesto a compartir recursos con empresas estadounidenses para que tengan un control total sobre su funcionamiento, operativa, gestión…
Hemos dicho antes que nuestra tecnología 5G puede ser transferida en su totalidad. Eso incluye no sólo los derechos de desarrollo, sino también los programas fuente y los códigos fuente. Si Estados Unidos necesita nuestra tecnología de chips, podemos transferirla. Nuestras palabras son sinceras (pero) ninguna empresa ha venido a negociar con nosotros hasta ahora.